Aprender a escribir

Por Jocelyne Pimet

El Sistema Educativo actual en América y Europa no nos enseña a escribir y esta carencia es la responsable de los fallos y rupturas de comunicación de niños, jóvenes y adultos. La educación formal obligatoria de niños y jóvenes nació en la segunda mitad del siglo XIX, y a pesar de sus grandes avances, todavía privilegia la comprensión lectora y no la eficacia comunicativa.

En la educación básica y secundaria los profesores nos enseñan Gramática con todas sus partes: Fonética, Morfología, Sintaxis, Semántica y Etimología. Es útil conocer estas herramientas, pero solo con ellas no conseguiremos elaborar mensajes claros y eficaces. Nuestro Sistema Educativo glorifica la memorización de datos y menos el análisis y la creatividad, como lo demuestran las numerosas críticas a los métodos de valoración de los exámenes realizados por el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (Informe PISA) entre jóvenes de 15 años, que solo se centra en el rendimiento académico de los alumnos en tres áreas: lectura, matemáticas y ciencias.

En la infancia memorizamos que el cuerpo humano se compone de Cabeza, Tronco y Extremidades, pero jamás que leído ni oído piropos lanzados a una mujer o un hombre atractivo del tipo: “Qué hermosas Extremidades tienes”, o “Tu Tronco es de un ángel”. Luego nos hacen memorizar la siguiente máxima acerca de las tres partes de toda obra literaria:

Planteamiento-Nudo-Desenlace

¿Podemos crear con esta tríada una pieza teatral, un cuento, un guión, un discurso o una novela? La verdad es que las posibilidades creativas son bastante pobres con esta fórmula, porque no fue imaginada para la concepción de obras literarias sino para la decodificación y la comprensión de textos. Esta fórmula nació en las facultades de Literatura de la mano de sesudos analistas de textos y no por creadores literarios. He aquí un fallo de grandes dimensiones, que no alienta ningún proceso creativo, sino que se reduce a simplificar y mejorar la comprensión lectora de los alumnos.

Más tarde, en la universidad nos cambian la tríada y nos hacen memorizar una nueva fórmula relacionada con la investigación académica:

Hipótesis-Tesis-Síntesis

O bien su versión dialéctica:

Tesis-Antítesis-Síntesis

Esta tríada de conceptos resulta útil para realizar una investigación académica, pero no para crear una pieza literaria, ni un guión cinematográfico, ni un cómic. De modo que seguimos en la ignorancia creativa.

Por suerte, aparte de la Educación Formal, existen la Educación No Formal y la Informal, y es allí donde debemos acudir para aprender y practicar los recursos y las técnicas narrativas y creativas que nos permitan crear discursos eficaces y obras literarias emocionantes y conmovedoras. La mayor fortaleza del Programa Literaula como centro de investigación y formación en escritura creativa es que se nutre de lo mejor de la Educación Formal, la No Formal y la Informal para investigar y brindar herramientas y recursos para los nuevos creadores. Todas las personas tenemos experiencias propias y ajenas para narrar. La vida nos forma de mil maneras, y no siempre en las escuelas y las academias. Toda esta diversidad de historias merecen ser contadas y comunicadas. Cada persona aprende a vivir como puede y a veces como quiere, pero debe saber que también puede aprender a escribir esas experiencias y sus invenciones con recursos y técnicas modernas y muy creativas. Aprender a escribir es fácil y emocionante si acudimos al lugar correcto.

Jocelyne Pimet, profesora e investigadora de la Escuela Superior de la Enseñanza y la Educación en la Universidad de la Sorbona (París IV) y consultora de LiterAula.